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Taurina y la supervivencia de las células ganglionares de la retina a lo largo de la vida

Published on December 12, 2025
Taurina y la supervivencia de las células ganglionares de la retina a lo largo de la vida

Introducción

La taurina es un ácido aminosulfónico rico en nutrientes que se encuentra en altas concentraciones en la retina y otros tejidos neurales. De hecho, los niveles de taurina en la retina son más altos que en cualquier otro tejido corporal, y su agotamiento causa daño a las células retinianas (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Se sabe que una cantidad adecuada de taurina es esencial para las neuronas retinianas, especialmente los fotorreceptores y las células ganglionares de la retina (CGR). La degeneración de las CGR subyace a la pérdida de visión en el glaucoma y otras neuropatías ópticas. La investigación preclínica sugiere ahora que la taurina puede ayudar a mantener la salud de las CGR. Este artículo revisa cómo la taurina regula el volumen celular y el calcio para proteger las CGR, la evidencia de modelos de laboratorio de que la taurina promueve la supervivencia de las CGR, y los limitados datos clínicos que insinúan beneficios para la visión. También discutimos cómo la dieta y el envejecimiento afectan los niveles de taurina, los resultados de salud relacionados, y lo que se sabe sobre la suplementación segura con taurina y las prioridades para futuros ensayos.

Taurina en la Retina: Osmorregulación y Homeostasis del Calcio

La taurina desempeña roles celulares clave más allá de ser un nutriente. En la retina, actúa como un osmolito orgánico, ayudando a las células a ajustar su volumen bajo estrés. Las células retinianas (incluyendo RPE, CGR y la glía de Müller) expresan el transportador de taurina (TauT) para importar taurina. Bajo estrés hiperosmótico (como condiciones de alta sal o azúcar), la expresión y actividad de TauT aumentan, lo que hace que las células capten más taurina y agua. Esto protege a las células retinianas de la contracción o hinchazón (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En otros tejidos (como los astrocitos cerebrales), la taurina sale en condiciones hipotónicas, lo que permite a las células mantener el equilibrio osmótico. Así, la taurina es fundamental para la osmorregulación en la retina, amortiguando las CGR contra el estrés por fluidos que puede ocurrir en la diabetes o la isquemia (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

La taurina también ayuda a regular el calcio intracelular (Ca2+), un factor crítico en la supervivencia neuronal. El exceso de Ca2+ citosólico puede desencadenar daño mitocondrial y muerte celular. La taurina influye en el calcio a través de varios mecanismos. En las CGR y otras neuronas, se ha demostrado que la taurina aumenta la capacidad de las mitocondrias para secuestrar Ca2+, reduciendo así el Ca2+ citosólico libre dañino (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). También modula el influjo de calcio a través de canales de Ca2+ y sodio dependientes de voltaje, actuando de forma similar a un regulador natural de canales de calcio (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Al reducir los picos de calcio intracelular, la taurina previene la apertura de los poros de permeabilidad mitocondrial y las cascadas apoptóticas que estos pueden desencadenar (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En resumen, la taurina ayuda a mantener la homeostasis del calcio en las CGR, lo que a su vez protege las mitocondrias y previene el daño inducido por calcio (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

Estrés Oxidativo y Neuroprotección

Más allá de la osmorregulación y el calcio, la taurina es un potente antioxidante y neuroprotector. Puede eliminar directamente moléculas reactivas como el ácido hipocloroso y ayuda a preservar la actividad de enzimas antioxidantes clave. En modelos retinianos, la suplementación con taurina aumenta los niveles de glutatión y enzimas como la superóxido dismutasa y la catalasa (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Al reducir el estrés oxidativo, la taurina ayuda a prevenir el daño oxidativo, una causa importante de degeneración retiniana. La taurina también se ha relacionado con vías antiapoptóticas: tiende a regular negativamente las proteínas pro-muerte y a regular positivamente las proteínas de supervivencia en las neuronas (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Por ejemplo, en células del SNC, la taurina inhibe las caspasas y calpaínas (enzimas implicadas en la apoptosis) y mantiene un equilibrio saludable de las proteínas de la familia Bcl-2 (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En resumen, las acciones neuroprotectoras de la taurina incluyen la defensa antioxidante, la reducción del estrés celular y la supresión de las señales de muerte celular, todo lo cual puede ayudar a las neuronas retinianas a resistir el daño.

Evidencia Preclínica para la Protección de las CGR

Numerosos estudios de laboratorio apoyan la capacidad de la taurina para proteger las CGR de la degeneración. En cultivos celulares, las CGR purificadas de ratas adultas sobreviven mucho mejor cuando la taurina está presente. Por ejemplo, Froger et al. encontraron que añadir 1 mM de taurina a cultivos de CGR privados de suero aumentó la supervivencia de las CGR en aproximadamente un 68% en comparación con los controles (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Este efecto dependió de la captación de taurina por las células. Del mismo modo, se demostró que la taurina previene significativamente la excitotoxicidad inducida por NMDA en explantes retinianos, preservando más CGR cuando se desafiaban con agonistas de glutamato (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

Modelos animales de glaucoma y lesión retiniana confirman aún más los beneficios de la taurina. En ratones DBA/2J (un modelo genético de glaucoma) o ratas con oclusión de la vena retiniana inducida, la taurina administrada en el agua potable condujo a densidades más altas de CGR que en animales no tratados (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En un modelo de rata de retinosis pigmentaria (P23H), que causa una pérdida secundaria de CGR, la suplementación con taurina preservó las capas de CGR, así como la estructura de los fotorreceptores (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En modelos de retinopatía diabética, la taurina protegió tanto a los fotorreceptores como a las células ganglionares, redujo la gliosis retiniana y mejoró las respuestas del ERG (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En cada caso, los animales que recibieron taurina adicional mostraron menos muerte neuronal y mejor función retiniana que los controles.

Los estudios mecanísticos coinciden con estas observaciones. En cultivos y explantes de CGR, la taurina previno la excitotoxicidad por glutamato al limitar el influjo excesivo de calcio causado por la activación del receptor NMDA (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). La taurina también redujo los marcadores de estrés oxidativo y apoptosis en estos modelos. Por ejemplo, en ojos de rata expuestos a NMDA o endotelina-1 (para imitar una lesión), el pretratamiento con taurina resultó en menos células TUNEL-positivas (apoptóticas) y menor activación de la caspasa-3 en la retina interna (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Se encontró que la taurina amortiguaba las vías de apoptosis (como el desequilibrio Bax/Bcl-2) desencadenadas por la lesión (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En un estudio, la taurina previno completamente el adelgazamiento de la capa de células ganglionares inducido por NMDA y el daño del nervio óptico en roedores (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

En general, los estudios en animales y células proporcionan una fuerte evidencia mecanística de que las acciones osmóticas, anti-Ca, antioxidantes y antiapoptóticas de la taurina actúan conjuntamente para mantener vivas las CGR bajo estrés (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

Indicios Clínicos en Glaucoma y Enfermedades Retinianas

A pesar de los convincentes datos de laboratorio, la evidencia humana sobre el beneficio de la taurina para la visión aún está emergiendo. Todavía no se han realizado grandes ensayos controlados que hayan probado la taurina para el glaucoma o las enfermedades retinianas. Sin embargo, algunas observaciones clínicas ofrecen pistas. El análisis metabolómico del humor acuoso de pacientes con glaucoma reveló niveles más bajos de taurina en comparación con los controles (pubmed.ncbi.nlm.nih.gov). Esto sugiere que los ojos con glaucoma pueden ser deficientes en taurina, lo que apunta a un posible papel en la enfermedad.

En otros trastornos oculares, ha aparecido evidencia fragmentada. Un estudio no controlado en pacientes con retinosis pigmentaria encontró que una combinación de taurina, un bloqueador de los canales de calcio (diltiazem) y vitamina E condujo a una mejora modesta de la visión (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Si bien el efecto se atribuyó a una mejor salud de los fotorreceptores, plantea la idea de que los suplementos que contienen taurina pueden ayudar a preservar la visión. De manera más llamativa, una serie de casos reciente informó que niños con un raro defecto genético en el gen del transportador de taurina (SLC6A6) presentaban degeneración retiniana progresiva; después de dos años de suplementación con taurina a dosis altas, su estructura retiniana se estabilizó y la visión realmente mejoró (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Este contundente resultado anecdótico —en esencia, tratar una deficiencia hereditaria de taurina— insinúa que mantener los niveles de taurina puede ser crítico para la salud retiniana humana.

Fuera del ojo, los estudios poblacionales hasta ahora han sido decepcionantes para resultados como el deterioro cognitivo. En una gran cohorte sueca seguida durante 25 años, la ingesta dietética de taurina o las concentraciones sanguíneas de taurina en la mediana edad no predijeron el riesgo de Alzheimer o demencia (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). De manera similar, un informe reciente no encontró un vínculo claro entre la taurina en sangre y los marcadores de envejecimiento o función física en adultos (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Estos hallazgos sugieren que para condiciones complejas como el accidente cerebrovascular o el Alzheimer, la taurina puede no tener un fuerte efecto protector, o que la variación dietética típica es demasiado pequeña para ser relevante. Sin embargo, faltan estudios específicos en pacientes con glaucoma o degeneración macular. En resumen, los datos humanos hasta ahora son en gran medida negativos o anecdóticos, lo que subraya la necesidad de ensayos clínicos dedicados a los resultados visuales.

Consumo Dietético y Cambios Relacionados con la Edad

Las fuentes dietéticas de taurina son principalmente productos animales. Carnes, pescados, mariscos y lácteos contienen cantidades significativas de taurina, mientras que los alimentos vegetales son muy bajos. Una dieta equilibrada que incluya carne y pescado generalmente proporciona una cantidad adecuada de taurina (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Por ejemplo, mariscos como ostras y almejas contienen cientos de miligramos por cada 100 g, mientras que la carne roja tiene decenas de miligramos (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). El adulto promedio con una dieta occidental mixta obtiene aproximadamente 40-400 mg de taurina por día (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Los vegetarianos y especialmente los veganos tienen una ingesta mucho menor, aunque la deficiencia total solo por la dieta es rara en humanos (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). (Curiosamente, suplementos de resistencia populares como la beta-alanina compiten con la captación de taurina y pueden agotar la taurina si se toman en dosis altas (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).)

Los niveles de taurina también cambian con la edad. Estudios en animales muestran que la taurina en los tejidos disminuye a lo largo de la vida. Por ejemplo, las ratas envejecidas tienen menos taurina retiniana, lo que se correlaciona con disminuciones en las respuestas de bastones/conos del ERG (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Un estudio monumental reciente informó que la taurina también disminuye con la edad en la sangre de diversas especies, incluidos los humanos: los humanos mayores tenían aproximadamente un 80% menos de taurina plasmática que los jóvenes (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En gusanos y ratones, restaurar la taurina a niveles juveniles extendió la vida útil y redujo los marcadores moleculares de envejecimiento (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). En teoría, los ojos envejecidos podrían sufrir de manera similar la pérdida de taurina, debilitando su defensa contra el estrés oxidativo y contribuyendo a enfermedades retinianas comunes. De hecho, una revisión señaló que la reducción de la taurina retiniana en roedores mayores se relacionaba con un control oxidativo deficiente, y sugirió que la suplementación podría ayudar a los cambios de visión relacionados con la edad (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

Sin embargo, la evidencia humana sobre la taurina y el envejecimiento saludable es mixta. Los estudios de cohortes recientes citados anteriormente no encontraron correlación entre la taurina circulante y la edad o la salud funcional en adultos (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Del mismo modo, un análisis dietético prospectivo no encontró ningún vínculo entre la taurina en la mediana edad y la demencia posterior (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Estas inconsistencias pueden reflejar diferencias entre especies o la complejidad de las dietas y la genética humana. No obstante, la disminución de la taurina con la edad en muchos animales, además de sus amplios roles fisiológicos, la convierte en una candidata para futuros estudios en la visión que envejece y la salud general.

Efectos Sistémicos en la Salud Más Allá del Ojo

Aunque este artículo se centra en las CGR, vale la pena señalar las asociaciones más amplias de la taurina con la salud. En modelos experimentales, la suplementación con taurina reduce la presión arterial, mejora la función cardíaca y disminuye el estrés metabólico, probablemente debido a sus acciones antioxidantes y antiinflamatorias (nutritionj.biomedcentral.com) (pubmed.ncbi.nlm.nih.gov). Algunos meta-análisis sugieren que la taurina puede reducir modestamente el pulso y la presión arterial en personas, pero los ensayos en humanos son pequeños y mixtos (nutritionj.biomedcentral.com). Por otro lado, una alta ingesta de taurina no ha demostrado claramente la prevención de enfermedades en estudios poblacionales. Por ejemplo, grandes encuestas dietéticas en Asia insinúan que las regiones con mayor consumo de mariscos (y, por lo tanto, de taurina) tienen una menor incidencia de accidentes cerebrovasculares, pero falta evidencia definitiva (pubmed.ncbi.nlm.nih.gov). En la salud muscular, la taurina es esencial para el desarrollo y el rendimiento del ejercicio en animales, pero los ensayos en humanos sobre la taurina en la fuerza o el metabolismo han arrojado resultados inconsistentes.

En general, los resultados sistémicos a largo plazo en humanos aún no están claramente vinculados a los niveles dietéticos normales de taurina. A diferencia de los experimentos con animales cuidadosamente controlados, las dietas humanas promedio pueden no variar lo suficiente en taurina como para mostrar efectos fuertes. Aun así, cualquier deficiencia crónica (como en los defectos genéticos del transportador) puede provocar problemas multisistémicos.

Seguridad y Prioridades de Investigación

La taurina se considera generalmente segura en niveles dietéticos típicos. La mayoría de las personas con dietas mixtas ingieren bastante menos de 1 gramo al día, y esto no tiene toxicidad conocida (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Los suplementos se venden comúnmente en dosis de 500 a 2000 mg. Los efectos secundarios son raros cuando la taurina se toma con moderación. Ingresos muy altos (superiores a 3 gramos por día) han causado principalmente problemas leves como diarrea o náuseas (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Una revisión de riesgos concluyó que 3 g/día puede considerarse un límite superior, siendo el malestar gastrointestinal el principal efecto adverso que limita la dosis (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Se justifica cierta precaución: la taurina puede potenciar los efectos de los medicamentos para la presión arterial o los canales de calcio, por lo que los pacientes que tomen dichos medicamentos o con ciertas condiciones (por ejemplo, trastorno bipolar, epilepsia, enfermedad renal) deben consultar a un médico antes de suplementarse (pmc.ncbi.nlm.nih.gov). Sin embargo, en general, la suplementación moderada con taurina (1–3 g/día) se considera segura en adultos sanos (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

Dada la prometedora biología de la taurina, la brecha clave es la evidencia clínica. Se necesitan urgentemente ensayos controlados en pacientes con glaucoma u otras degeneraciones retinianas. Futuros estudios podrían probar si los suplementos diarios de taurina (por ejemplo, 1–3 g/día) añadidos a la terapia estándar pueden ralentizar la pérdida del campo visual o preservar el grosor de la capa de fibras nerviosas retinianas. Los ensayos deberían incluir resultados relevantes como la perimetría, la tomografía de coherencia óptica (OCT), la electrorretinografía o incluso los niveles de metabolitos retinianos. Se podrían diseñar ensayos similares para la retinosis pigmentaria o la retinopatía diabética para ver si la taurina ayuda a mantener la visión. La dosis, el momento y la formulación óptimos de la taurina también necesitan estudio: ¿afectan la ingesta de líquidos, la composición de la dieta o la genética la cantidad de taurina necesaria? Los expertos han pedido explícitamente ensayos en humanos para investigar el potencial de la taurina como agente neuroprotector (pmc.ncbi.nlm.nih.gov) (pmc.ncbi.nlm.nih.gov).

En resumen, si bien la investigación de laboratorio y en animales apoya firmemente el papel de la taurina en la supervivencia de las CGR, la evidencia en pacientes aún está emergiendo. Los ensayos clínicos bien diseñados serán esenciales para determinar si la suplementación con taurina puede realmente preservar la visión en el glaucoma o la enfermedad retiniana.

Conclusión

La taurina es un nutriente multifacético en el ojo que ayuda a las células retinianas a mantener su volumen, controlar el calcio y resistir el daño oxidativo. Los estudios preclínicos muestran claramente que la taurina apoya la supervivencia de las células ganglionares de la retina bajo estrés, mientras que la deficiencia de taurina se relaciona con la pérdida de CGR. Aunque los datos humanos son limitados, existen indicios intrigantes —desde la metabolómica hasta casos genéticos raros— de que la taurina podría influir en la salud visual. La taurina dietética proviene principalmente de mariscos y carne, y la ingesta o los niveles en sangre pueden disminuir con la edad, afectando potencialmente la salud retiniana en los ancianos. Por ahora, los suplementos de taurina de hasta aproximadamente 3 gramos diarios parecen seguros para la mayoría de los adultos, pero se necesitan ensayos clínicos controlados para probar si esta simple intervención dietética puede realmente ralentizar la pérdida de visión en el glaucoma u otras enfermedades retinianas.

Disclaimer: This article is for informational purposes only and does not constitute medical advice. Always consult with a qualified healthcare professional for diagnosis and treatment.

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