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oclusión nasolagrimal
La oclusión nasolagrimal es una maniobra sencilla que consiste en presionar suavemente el conducto lagrimal junto a la esquina interna del ojo después de aplicar colirios o ungüentos. Al mantener esa presión durante unos 30 a 60 segundos se evita que el medicamento drene por la nariz y la garganta. Con ello se consigue que más fármaco permanezca en la superficie ocular y aumente su efecto local. La técnica es especialmente útil cuando se usan medicamentos que pueden producir efectos indeseados si se absorben en el resto del cuerpo.
Se puede realizar con el dedo índice o pulgar usando una presión ligera y sin obstruir la respiración. Es recomendada para niños, personas mayores y para cualquier tratamiento cuyos efectos sistémicos sean motivo de preocupación. Además ayuda a reducir la frecuencia de las dosis necesarias en algunos casos, porque mejora la concentración del medicamento en el ojo. No es dolorosa ni complicada, pero si hay dudas sobre la duración o la forma correcta conviene consultar con un profesional de la salud. En resumen, la oclusión nasolagrimal es una medida práctica y segura para aumentar la eficacia y disminuir los riesgos de los tratamientos oculares.